lunes, 22 de mayo de 2017

Otros "tiempos" (distintos) para aprender

Escribe José Blas García
¿Se puede aprender más allá de los tiempos escolares formales? ¿Los tiempos personales, informales y no formales son momentos de aprendizaje?

Fotograma de la película: La máquina del tiempo
Permitidme, para comenzar, una denominación de los tiempos que utilizamos para aprender utilizando una analogía con los tipos de aprendizaje comúnmente aceptados  en la literatura pedagógica:
Tiempo formal: el tiempo secuenciado, organizado y normativo que utilizamos para aprender de manera institucionalizada aspectos culturales comúnmente aceptados como esenciales.
Tiempo informal: el tiempo alternativo que está organizado y que utilizamos para aprender fuera de la escuela objetos de aprendizaje básicos, aceptados social y culturalmente en nuestro entorno.
Tiempo no formal: el tiempo disruptivo, ocasional e incierto que utilizamos para aprender aspectos culturales variados de interés personal o minoritario compartido.
Tiempo personal: el tiempo interno y variable, pero permanente, en el que aprendemos  objetos de aprendizaje íntimos, que pueden ser compartidos o no con otros.
Una vez definidos, y recogiendo las dudas anteriores, me planteo una pregunta global: ¿Es posible gestionar de otro modo el “tiempo escolar?
Fotograma de la película: La máquina del tiempo
La posibilidad de gestionar la riqueza que es el tiempo (lo que otros llaman capital horario) de modo que se “rentabilice y se haga lo más productivo para los interesados”, existe. Son muchos y variados lo ejemplos. Veamos algunos.
1
La “flipped classroom”, como metodología emergente, une tecnología sobre el uso del tiempo escolar con metodologías basadas en el aprendizaje activo e interactivo para conseguir el propósito que el alumnado aprenda más y, sobretodo,  mejor. Invertir los tiempos de información y aprendizaje de los espacios habituales donde se produce, combinando para este fin el tiempo escolar formal y el tiempo informal, supone una revulsión en cómo los objetivos que se persiguen durante el tiempo escolar  y el tiempo relativo a la escuela (fuera de la escuela) se invierten para, de paso, modificar lo que se hace en la escuela y lo que se hace en otros contextos como eje clave de un aprendizaje verdadero.
2
También, las experiencias de aprendizaje cooperativo, ponen en marcha procesos de autonomía de los equipos de trabajo expertos, para hacerlos capaces de proponer en sus cuadernos de equipo tantos objetivos de aprendizaje  propios como  la gestión de espacios, tiempos, recursos y evaluación autónoma. En ellos se pueden hablar de “contratos de tiempo personalizados” donde los estudiantes intervienen en la organización temporal de la tarea de aprendizaje, no sólo de ellos, sino de los miembros de su equipo o, incluso, del aula.
3
Otras experiencias “obligan a romper” la estructura “de horario clásico”.  El Aprendizaje Basado en Proyectos  no deja otra forma de entender el horario supeditado al proyecto, donde es el profesorado y el alumnado los que negocian el cuándo se realiza y quién coordina. Es imprescindible, en lugar de dividir el tiempo en horas por asignatura, crear módulos temporales que se ajusten a las unidades de aprendizaje (proyectos, retos, investigaciones…) que se diseñen, tratando de poner en marcha una nueva tecnología organizativa temporal que se base en términos como flexibilidad, mudabilidad, subjetividad y no determinación.
4
Experiencias sobre Aprendizaje Abierto en la Escuela, (e-learning, plataformas virtuales, MOOC…), con utilización de las redes como herramientas para aprender,  obligan a flexibilizar  y proporcionar autonomía en la gestión de los tiempos escolares. Su modularidad e interconexión proporciona al aprendiente una mayor flexibilidad en el proceso global de enseñanza y aprendizaje, pudiendo  elegir  no sólo el orden de los contenidos, sino también el momento y cantidad de tiempo que se invierte en ellos. La personalización temporal de los mismos entra en consonancia con las capacidades personales  y desarrollo intelectual múltiple, invirtiendo el tiempo de manera proporcional a sus capacidades.
También la capacidad de gestión de los tiempos de interacción con los orientadores y con otros aprendientes de manera diacrónica favorece una comunicación mucho más eficaz y voluntaria. El tiempo sincrónico, el aquí y ahora deja de ser un condicionante que, en ocasiones, atenaza la comunicación y la construcción de aprendizajes compartidos en lugar de favorecer el aprendizaje no directivo, donde la colaboración en la red se transforma en cultura  y oportunidad para el aprendizaje.
Ni que decir tiene que todavía continuamos con el lastre cultural que nos lleva a cometer errores en este tipo de aprendizaje, privando la posibilidad de una gestión personal de los tiempos, simplemente en aras de una certificación, corrección o apertura y cierre de los módulos, que sólo benefician al gestor de la plataforma, pero nunca al aprendiente.
5
La planificación móvil del tiempo. He tomado esta acepción de Aniko Husti  (otro de los grandes estudiosos del tiempo escolar: “Del tiempo escolar uniforme a la planificación móvil del tiempo”) para designar un modelo de planificación mixta que, desde mi punto de vista puede ser eficaz en los colegios, donde combinar tiempos modulares y tiempos abiertos, flexibles y autónomos.
Si fueron los Jesuitas (La Ratio Studiorum fue iniciada por Ignacio de Loyola en 1541) los que impusieron el tiempo escolar basado en la hora, también han sido ellos los que han comenzado a eliminarla. Hace unas semanas nos encontrábamos con una noticia en varios medios que informaba sobre el nuevo modelo de enseñanza que “Los colegios de jesuitas de Cataluña, han comenzado a implantar eliminando asignaturas, exámenes y horarios y han transformado las aulas en espacios de trabajo donde los niños adquieren los conocimientos haciendo proyectos conjuntos”.
En definitiva, se trata de adoptar una concepción más subjetiva del tiempo (como plantea desde hace muchos años Hargreaves) desde la visión de que el tiempo es algo vivido por cada individuo y su duración interna varía con cada persona en función de nuestros intereses y actividades, y las exigencias que éstas plantea.
Fotograma de la película: La máquina del tiempo
¿Tiene todavía sentido un tiempo uniforme cuando ya hemos pasado la línea de la ruptura y lo que deseamos es la transformación? No hay sitio para una concepción del tiempo lineal y consecutivo en los espacios donde, definitivamente, existe información ubicua, enseñanza líquida, currículum global, aprendizaje interdisciplinar.
Es evidente pues, que el tiempo escolar conceptualiza los modos de educación. Tiene que ver con el qué y el cómo enseñamos y constituye en sí mismo un discurso pedagógico y cultural. Su reflexión nos hace avanzar y buscar concreción sobre aquello que queremos  que signifique la educación en el S XXI.

Bibliografía:
  • Lara, B.; Acosta, M. y Ortega M.P. (2012): Tiempo escolar: Entre el aprendizaje y el desarrollo. Subjetividad y cultura. 27
  • Correia,T. (2003). Tempo de las escuelas, tiempos de los escolares. Reuniao Anual da ANPED, 26.
  • Hargreaves, A. (1992). El tiempo y el espacio en el trabajo del profesor. Revista de educación, (298), 31-53.
  • Husti, A. (1992). Del tiempo escolar uniforme a la planificación móvil del tiempo.Revista de educación. 298.
  • Varela, J. (1995). Categorías espacio-temporales y socialización escolar: del individualismo al narcisismo, en Jorge LARROSA (ed.), Escuela, poder y subjetivación. Madrid: La Piqueta.
Tomado de INED 21 con permiso de su autor

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